En Blasco Ibáñez, la antesala a la zona marítima de la ciudad de Valencia, se ubica esta cocina práctica que os presentamos.
Y es que la practicidad es la máxima de esta cocina, que busca responder a las necesidades de una pareja ya jubilada. Este concepto se ha trasladado a cada elemento del proyecto, desde la distribución, a los acabados e interiores de la zona de almacenaje, pasando por la mesa y sillas escogidas para completar la estancia.
Esta cocina práctica se adapta perfectamente a la vida diaria de la pareja. Sin embargo, igualmente cubre a la perfección las necesidades de las reuniones familiares, junto a sus hijos y nietos.
Sencillez de líneas y organización
Las líneas rectas y los tonos neutros predominan en este proyecto. El espacio de almacenaje era muy importante para la familia, de manera que se han ubicado muebles a medida, con armarios altos, y cajones inferiores extraíbles, con caceroleros y gavetas que mantienen el orden y son de fácil acceso. Todo de primeras marcas como Kessebhoerm, Peka y Grass.
La iluminación artificial en la zona de la encimera es fundamental. Por ello, optamos por incluir una tira LED bajo los armarios, de manera que pase desapercibida a la vista, pero que aporta la luz necesaria para cocinar.
La campana y el fregadero son de Frecan, la grifería TRES y los electrodomésticos de Bosch. El laminado Glass Cachemir, un tono topo, combina muy bien con el acabado Pulpis de Neolith colocado tanto en la encimera como en el aplacado frontal.
Este acabado queda perfecto desde el punto de vista estético, al mismo tiempo que facilita la limpieza de la zona de cocinado. Una muestra más de lo bien pensada que está esta cocina práctica.
El espacio de la cocina se completa con una pequeña zona de comedor, en la que se ha apostado por la sencillez de las formas y la ligereza de Stua. La mesa escogida ha sido el modelo Zero en negro, y las sillas Globus en nogal y estructura en negro, ligeras, cómodas y acogedoras, para disfrutar de los momentos compartidos en torno a la mesa.